Era el pálpito de su presencia.
Sabía que perseverando en la búsqueda,
recorriendo los mismos caminos,
volviendo a aquellos puentes
que habían hecho suyos,
que habían hecho suyos,
en algún recoveco, le encontraría.
Sabía que al evocar su aliento
en la comisura de sus labios,
en la comisura de sus labios,
las manos recorriendo
cada pliegue de su piel,
cada pliegue de su piel,
y las risas convertidas
en susurros apagados,
le encontraría.
-marian tarazona-
le encontraría.
-marian tarazona-
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