El otoño me hace olvidar los ocres,
y me llena las retinas
del color de la zumaquera.
El frío ya no es tan frío,
la tristeza se convierte
en calidas caricias
y me susurran al oído
palabras de calma, de sosiego.
Me invitan a esperar,
arrullada en mantos de colores,
otros momentos,
quizá azules,
quizá verdes,
inmersa en otros mares,
en otros montes.
-marian tarazona-
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