Llueve sobre las palabras no dichas,
y las pronunciadas,
los recuerdos se funden en la lluvia
que los arrastra y los anula,
la lluvia de otoño,
aun siendo oro rojo,
deja trazos de tristeza.
Porque las estaciones
no entienden de sentimientos,
y, con crueldad, te apuñala
en ese rincón del alma
que había sobrevivido
a otros inviernos.
-marian tarazona-